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“Las más grandiosas bailarinas no son las mejores por su técnica, son las mejores por su pasión”.

miércoles, 21 de enero de 2009

Jerarquías en el Harém.

Las mujeres que vivían en el harém estaban sometidas a un sistema jerárquico que se aplicaba de manera estricta.

La Reina Madre era la madre del Sultán reinante, soberana del harém después de él. Cuando el sultán era niño, ella aseguraba la regencia del imperio hasta su mayoría de edad.

Bas haseki- la favorita era la mujer preferida del Sultán y la que le daba el primer hijo varón, heredero del trono.

Las Ikbal eran las mujeres oficiales del Sultán, cuyos hijos eran considerados como príncipes y princesas. Ellas eran como mínimo cuatro y como máximo siete.

Gedikli kadin esclava privada al servicio del Sultán, una de sus funciones era el baño de él.

Odaliscas- Concubinas mujeres jóvenes que ocupaban la cama del Sultán y que podían tener hijos.

Gözde joven esclava del harém, que habiendo llamado la atención del Sultán compartía su cama.

Cariye sirviente del harém, si era lo bastante inteligente e intrigante tenía la posibilidad de ascender al rango de Gözde .

Los eunucos negros niños traídos de Sudán ó Abisinia que eran castrados con métodos particulares para hacerles más tarde guardianes del harén. A través de ellos se hacían las comunicaciones con el exterior.



A su cabeza el Kizlaragasi se ocupaba de la seguridad del harém, la selección de las esclavas y asumía su promoción.

Las esclavas que entraban en el harém debían tener un cuerpo sin defectos y ser muy bellas.



Eran presentadas a la favorita por el kizlaragasi, y después confiadas a las cariye experimentadas que se encargaban de su educación.



Ninguna de ellas podía compartir la habitación del Sultán a su llegada al harém.



Aprendían las prohibiciones de la disciplina del harém y estudiaban música, literatura, danza y canto.

El ideal para cada una de ellas era llamar la atención del Sultán e incluso hacerse amar. Si tenían esta suerte podía incluso obtener el título de esposa del emperador más poderoso del mundo.

Las jóvenes esclavas se vestían y se paseaban para destacar ante el Sultán, si una de ellas captaba su mirada, ponía en evidencia su encanto y coquetería para responder.



El Sultán no mostraba jamás su deseo delante de la elegida, se contentaba con hacérselo comprender por una mirada o un gesto particular, después designaba su deseo a través del intermediario del kizlaragasi a quien pedía que se la preparase.

La feliz elegida era llevada al hammam (baño turco), se le quitaba todo pelo superfluo, se le perfumaba y se le vestía de bellos atuendos, después era llevada a la habitación imperial acompañada de música y cantos.

Al entrar en la habitación, se aproximaba suavemente hasta el borde de la cama del Sultán, entrando por el lado donde estaban sus pies; esta podía ser su primera noche de gloria, puesto que si quedaba embarazada y le daba un hijo, podía llegar a ser una de sus mujeres, o gracias a su sensualidad y habilidad tenía la oportunidad de ser su favorita.

De todo estas luchas y jerarquías habla la película de Ferzan Ozpetek "El último harém", con Marie Gillan y Alex Descas que recomendamos, por su fastuosa ambientación y vestuario y el intento de retrato de los personajes que vivieron el hecho histórico del fin del Imperio Otomano y de la llegada de la república en Turquía.
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